El pasado jueves me enzarcé en una «discusión» sobre si defendemos la tecnología que compramos sólo porque hemos pagado un alto precio por ella, sin ser objetivos sobre el resultado o rendimiento que ¿cabría? esperar… En realidad, esa afirmación es muy posiblemente, cierta. El ser humano (y últimamente parece que hay numeroso estudios que lo demuestran) compra intuitivamente –¿neurológicamente?– y justifica luego racionalmente su elección. Eso sí, tan rápidamente lo hacemos que creemos comprar basados en la razón.

Yo hace tiempo que intento salir del consumismo galopante, no del con su mismo traje, corbata, reloj, calzado… sino de lo que los americanos llaman «consumerism», ese que te lleva a creer necesitar el nuevo smartphone, aunque tengas ordenador y tablet, cuando el anterior no lo tienes ni seis meses. Sí, tengo un iPhone último modelo ante la oferta de un operador que llegó en el momento adecuado… problemas en el despacho con la cobertura del que tenía entonces y aunque había dicho no en varias ocasiones al «upgrade» la obsolescencia programada y sin marcha atrás de Apple hizo inútil mi iPhone 4 con iOS 7. No inútil, sí muy lento. Pero divago…

Este artículo fue el que encendió la conversación, «Conformismo por orgullo: el asentamiento del cliente perfecto«. La conversación vino a ser ésta:

Yo retuiteé la opinión de otro usuario tras leer el artículo y cuando dije que no había entendido el enfoque que me planteaba la autora, ésta me dijo que «leyera bien»… la verdad es que eso me molestó, más que por la posibilidad de que no sepa leer, por la prepotencia de no considerar si se habría explicado mal (oye que muchos escribimos y no somos periodistas ni queremos atender manuales de estilo…  y a veces podemos no explicarnos).

Como estaba en un evento y leyendo en el iPhone y el blog donde lo publicó no es muy responsive, decidí esperar a otro momento para retomar el asunto. Además de que comentar en twitter es un poco rollo en píldoras de 140 caracteres, y no es muy respetuoso no escuchar a los ponentes.

En fin que quisiera diseccionar un poco el artículo porque a mi me pareció claramente anti-Apple. En él sólo hay referencias críticas con Apple, iPhone e iOS… cierto es que se habla de Windows para decir

Y hablo (por ahora) de productos Apple porque es lo que he pagado y usado y tras ello he experimentado esta sensación, porque podría echar pestes con razón de Windows Vista y otros productos cuyos fallos son hechos fehacientes, pero ni los he comprado ni los he utilizado a nivel personal,

No critico a MS porque no lo conozco y no cito a Android ni a los fabricantes que lo usan (el Daytona que Orange promocionaba a final del año 2013 es una vergüenza llamarlo smartphone, como mucho teléfono con conexión de datos). Es decir, sólo voy a criticar a Apple, porque me ha defraudado…

El desencanto vino con el iPhone 5 y los defectos de fabricación, la vomitiva App Store de iOS 6 y, si pasamos a otro nivel, Lion y sus WTF continuos. Demasiada pasta para tanto incordio. Pero… Es que era lo mejor.

…aunque no seas vanidoso ni des importancia al aparentar en general, en cierta manera sostienes ese dispositivo premium con orgullo y, más o menos descaradamente, presumes, te recreas.
«Cómo luce el gris espacial». Sí, es bonito a morir, pero lo que no lucen son los reinicios y demás cosillas, pero eso no se percibe (ni lo pregonas por la calle).…

Cabe señalar que el gris espacial es el color puesto de modo por Apple con el iPhone 5s. De ahí que considere todas esas referencias únicamente relacionadas con Apple.

Como se en nuestra conversación por twitter me llama la atención sobre la foto de un terminal Android «de una queja»… Esta es la queja:

Talon, la eterna promesa. Sorprendió con su salida por la interfaz y algunas de sus características, pero no acaba de ir bien del todo, deja que desear en cuanto a estabilidad y algún otro aspecto.

y, claro, la tibia queja sobre «talon», que supongo es un Android,  queda muy deslucida en tamaño pie de foto tras esta guinda:

O, en mi caso actualmente: un SO estable, completo y transparente que compensa (cuando no debería) los cansinos bugs de apps que he pagado, cuando además hay otras que van como un tiro y sin fallos,

Un SO perfecto, cuyo problema son las apps de terceros, claro, porque otras van. Por supuesto el problema no es de Android ni de los fabricantes que no son Apple… es de los desarrolladores!!!

Este será el mismo problema de Apple ¿no? O en el caso de Apple es todo culpa de iOS y nada por las Apps. En fin, como colofón, una vez más se concluye citando las marcas de Apple:

pensar en que querré el próximo iPhone y en cuánto me pedirán. Sobre todo tras el (para mí) desastre de lanzar un SO en estado fetal, con intentos de vitaminarlo a base de actualizaciones a modo de parche pegado a mala gana que siempre acaban dejándonos a medias, y que es la lacra de dispositivos punteros en la tecnología móvil.

Menos mal que esta vez ha puesto SO en vez de poner directamente iOS que es lo único que «puede» llevar un iPhone. Así que, Ana, se que eres vicepresidenta del GUM con derecho a presidencia por inquieta, pero el post –seguro que sin pretenderlo porque si tu lo dices no lo voy a dudar– suena bastante anti-Apple.

Oye!! que a mi tampoco me paga (apple ni nadie) y numerosas veces he hablado de salir del ecosistema y del síndrome de estocolmo de salir del mismo… pero el artículo en mi opinión destila una feroz crítica a Apple, una no crítica a MS y un apunte a lo malos que son los desarrolladores del potente y estable Android Talon.

Y me lo he leído bien para diseccionarlo.

Por último, quiero decir, que comparto el espíritu que dices querer expresar… pagamos un pastón y ningún fabricante está exento de fallos que en esos precios deberían estar prohibidos. Pero es que, por mi parte, no espero que sea así –que estén libres de fallos–, presionamos con novedades, con el precio de las acciones, con el requerimiento de «citius, altius, fortius» y ya hace mucho que la calidad es más el correcto proceso de las incidencias (seguir la norma) que hacer las cosas bien a la primera. Los usuarios somos el control de calidad.

El mercado manda, y seguirá haciéndolo mientras escuchemos al diablillo «geek» posado en nuestro hombro darnos la orden de sacar la tarjeta.

Por cierto… ¿por qué en el hombro izquierdo? ¿Justamente … en el izquierdo?  😉